Carta abierta a una descerebrada.

Carta abierta a una descerebrada.

Según he podido leer en la prensa estas han sido tus afirmaciones:
Andrea, mexicana afincada en la capital catalana desde hace casi una década, lo hizo sin atisbo de culpa. “A mí, sinceramente, los muertos me dan igual”, soltó la joven frente a las caras estupefactas de sus colegas. Eran las 1.45 de la madrugada y el alcohol ya hacía mella.

El que más y el que menos hemos bebido en exceso alguna vez, creo que a ninguno la muerte de otras personas le haya dado igual por muy bebido que esté.

Dicho esto o me encuentro ante una psicópata que es incapaz de empatizar con el dolor ajeno y que por lo tanto contagiar o contagiarse en un multitudinario botellón le parece intranscendente, o eres una descerebrada que antepone la juerga al bien común, cosa que me parece más posible, dado que no creo que hayan tantos psicópatas como para llenar una playa, porque tú has dicho lo que piensas abiertamente pero los que estaban contigo está claro que comparten tu opinión.

Según se desprende de tus declaraciones todavía el virus no ha afectado a nadie de tu círculo cercano, eso es la suerte del tonto, si persistes en tu actitud pronto alguien enfermará o incluso morirá por tu culpa, puede ser tu abuelo, tu padre o un amigo, pero no te preocupes porque ellos te van a perdonar allá donde estén y tú no tienes cerebro para darte cuenta que eres la culpable de sus males por lo tanto tampoco vas a tener remordimientos.

Hacéis un llamado a vuestra libertad personal, pero si esto sigue al final a los gobiernos ya sean nacionales o comunitarios no les va a quedar más remedio que emplear la disuasión ya sea económica o por la fuerza, porque tu libertad acaba donde empieza la mía y no es derecho de tu libertad poner en peligro a mí y mucho menos a los míos.
No tengo esperanzas de que leas esta carta, pues para hacerlo tendrías que pertenecer a un grupo muy selecto de personas que manteniendo opiniones opuestas son inteligentes, cosa que dudo seas, si a pesar de todo la leyeses dudo que llegues a comprender el dolor que me produce comprobar que a una parte de nuestra juventud es insensible al dolor de los demás.

Lo siento pero no me puedo despedir con un saludo, no lo mereces.

Sí, fue una verguenza escuchar eso.

Un momento de estupidez podemos tenerlo todos, de todos modos, lamentable.

naviayork escribió:Un momento de estupidez podemos tenerlo todos, de todos modos, lamentable.

Hay quien es estupido toda la vida

naviayork escribió:Un momento de estupidez podemos tenerlo todos, de todos modos, lamentable.

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Y lo que es más lamentable todavía es que la prensa se haga eco de las chorradas con las que se justifica una niñata en un botellón. Mañana llamaré a El País, conozco a un tipo que se tiró un peo en el ascensor.